jueves, 11 de noviembre de 2010

EL QUE SUFRE UNA DISCAPACIDAD DEBE HACER VALER SU DERECHO AL SEXO



Ninguna discapacidad es un impedimento para tener una vida sexual y afectiva. El sexo es un derecho y tú puedes reclamarlo si por ti mismo te resulta imposible obtenerlo debido a tu situación.

En casos difíciles de discapacidad, el afectado debe comunicarle a su familia su deseo de tener sexo, algo tan válido como su deseo de alimentarse u otras necesidades que sí son atendidas. Eso debe entenderse y dejar de lado el tabú porque una persona limitada por alguna razón -que no es su culpa- no es un ser extraño que deja de sentir lo que todo humano siente. Sé que esto no es fácil, pero es necesario empezar a tomar consciencia del problema y quitarse la venda para enfrentar la realidad. Mientras esto no suceda, la vida de estos seres es de mucho más sufrimiento que el que a simple vista se ve.

Padres, madres, hermanos -y otros familiares y amigos-  pueden ayudar a una persona discapacitada -de su entorno afectivo- a vivir la experiencia del sexo. El problema está ahí y la familia lo sabe, sólo que no lo enfrentan. Alguien debe dar el primer paso.

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LAS DISCAPACIDADES PUEDEN SER DE MUCHOS TIPOS


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LA PRIMERA EXPERIENCIA SEXUAL -A LOS 32 AÑOS- DE UN CHICO PARAPLÉJICO

Una noche un amigo me contó su gran secreto: tenía un hijo parapléjico de 32 años. Mi amigo había tenido un accidente automovilístico y su hijo -que tenía, entonces, apenas 12 años- quedó muy grave. Salvó la vida, pero quedó atado a una silla de ruedas para siempre. Cuando tenía unos 28 años le confesó a un primo que lo que más le dolía era no haber conocido el sexo. El primo se lo contó al padre y éste no supo qué hacer y no lo habló ni con su hijo, ni con su esposa. Algo tan delicado era tabú. Estábamos cenando cuando decidió contarme su drama y el estado de culpa que le producía el no proporcionarle sexo a su hijo mientras él tenía una vida sexual muy satisfactoria. Le pregunté que por qué no lo llevaba con una prostituta. "Ese tipo de mujeres no son las adecuadas para mi hijo. No me gustan"

- Vaya, no te gustan porque a ti  te sobran mujeres, pero tu hijo daría la vida por estar con una prostituta porque, en sus condiciones, no la tiene nada fácil.

La cena terminó en medio de una gran tensión. Su egoísmo con su propio hijo me amargó la noche. Luego de un mes lo llamé por teléfono.

- Te llamó porque quiero que traigas a tu hijo a mi casa. Quiero darle sexo.

Se quedó mudo. No reaccionó. Colgué el teléfono para darle tiempo. Una hora después me llamó:

- ¿Cuándo y dónde?

- En mi casa, esta misma tarde si quieres.

- Esta tarde, no. Quiero hablarlo con él.

Al día siguiente me aviso que podía traerlo a mi casa esa misma tarde. Su hijo estaba de acuerdo. A eso de las 4:00 PM llegaron. El hijo aparentaba más de 32 años, bastante guapo. Nos presentaron y le pedí a mi amigo que nos dejara solos, que yo lo llamaría para que pasara recogiéndolo.

Al quedarnos solos hice lo humanamente posible porque aquello fuera lo más normal del mundo para los dos puesto que ambos vivíamos una primera vez. Lo acaricie y lo bese. Me sorprendió que ante las primeras caricias se puso excitadísimo, a punto de eyacular si su pene hubiera tenido erección; pero no la tenía y, a pesar de no tenerla, gemía de placer. En pocos minutos había alcanzado un orgasmo y luego otro y otro y otro. Tanto tenía dentro que apenas un roce, apenas un beso, apenas una leve caricia, lo enloquecía. Así nos quedamos por unas horas que me agradeció de mil maneras ya que por años había estado soñando con ese momento que creyó imposible dada su condición. Lo vi muchas veces más, hasta que sus padres se mudaron a Estados Unidos y se lo llevaron consigo. Hoy nos comunicamos por Skype y tenemos ciber sexo, que él disfruta bastante. Aprendió a usar muy bien la imaginación, más si tiene el estímulo de mis palabras.

Su padre se comprometió a que la vida sexual de su hijo seguiría siendo la misma que vivió conmigo. Y lo ha cumplido. Una mujer -madura, igual que yo- le proporciona sexo y según me cuenta, "me lo hace rico". Después de esa primera vez se volvió un experto y no sólo recibe placer, también lo da.

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ERÓTICA POSTURA EN SILLA DE RUEDAS


Aunque este hombre no tuviera una erección, mínimo tendría un rico orgasmo mental, además del placer que le producen las caricias y los estímulos corporales que ella le da a él y el tocar el cuerpo desnudo de la mujer que está sobre sus piernas y sobre su pene. ¿Te gustaría vivirlo?
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LAS PERSONAS CON PROBLEMAS DE DISCAPACIDAD PUEDEN TENER FANTASIAS SEXUALES


El hecho de que una persona tenga algún tipo de discapacidad, no anula la creatividad sexual. Ellos puede tener todas las fantasías sexuales que deseen y pueden ser todo lo eróticos que quieran. Nada les impide disfrutar al máximo, a menos que sean limitaciones para colocarse en cierta posición y, aun así, la mujer puede darles lo que le pidan.

Los juguetes sexuales, y la ropa de la mujer que esté con ellos, pueden resultarles  morbosos y el morbo forma parte del disfrute.

¿Inhibiciones? ¡ninguna!

¿Disfrute pleno? ¡Mucho!

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QUIÉN SOY Y POR QUÉ TRATO ESTE TEMA

Me llamo Barca, como las que navegan por el mar. Soy una mujer madura y ofrezco sexo a hombres con problemas de discapacidad que vivan en Caracas, no importa qué tipo de discapacidad tengan. Soy muy especial con este tipo de personas porque  considero que su estado no los exime de vivir una vida sexual plena. Es muy injusto que, por su condición, dejen de sentir lo que todo hombre desea. Estas personas necesitan experimentar sensaciones corporales -ser tocadas y besadas- y placer sexual.


Si tienes un amigo o un familiar, coméntale de mí. Posiblemente él haya esperado esto desde hace mucho tiempo y la noticia de que yo existo  lo haga feliz. Estoy dispuesta a escucharlo, darle cariño y buen sexo.

Esa persona con algún tipo de discapacidad puede ser tu hijo o tu padre, o alguien que te importe mucho. Entonces, demuéstrale lo mucho que lo quieres permitiéndole vivir a plenitud, tal y como  tú vives. Concédele un espacio para que la sexualidad sea el alimento que le esta faltando, el agua que saciara su sed de sexo, la misma sed que otros sienten y la sacian. Ellos también tienen derecho al desahogo con lo que más desean: una mujer entre sus brazos. Unos labios besando los suyos, unos dedos acariciando su cuello... y más. ¡Mucho más!

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